¿Por qué no se han producido las revoluciones de color en China?
Li Junru
vicepresidente ejecutivo del Instituto de Innovación y Estrategia de Desarrollo de China y ex vicepresidente de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh
Nota del editor: "Las raíces del crecimiento de China" es una serie de 10 episodios que conmemora el centenario de la fundación del Partido Comunista de China (PCCh), que ha liderado el meteórico ascenso del país como potencia mundial. La serie se centra en los 10 elementos fundamentales de la estrategia que ha permitido a China pasar de ser una nación pobre y atrasada a ser la segunda mayor economía del mundo en los últimos 100 años. El "centralismo democrático" es el cuarto de la serie. El artículo forma parte de una serie especial de CGTN y sus socios mediáticos internacionales.
En 2016, alguien planteó una pregunta en Quora, una popular plataforma estadounidense de preguntas y respuestas. La pregunta era por qué las élites intelectuales de China no habían iniciado una revolución de color, un movimiento de protesta que adquiere su nombre a través de adoptar un color específico.
En respuesta, una chica de Shanghai que trabaja en EE.UU. publicó dos fotos de la Nueva Área de Pudong en Shanghai tomadas respectivamente en 1990 y 2010. En lo que fue aclamado como la respuesta más corta y a la vez más aguda, escribió: "¡De una tierra pobre y vacía a esto en 20 años! ¡Este es mi pueblo natal! ¿Parece que nos han oprimido, lavado el cerebro y privado de libertad? ¿Parece que necesitamos un gobierno mejor? Gracias por tu consejo, pero el sistema actual de China funciona bastante bien".
Algunas personas en la comunidad internacional llevan mucho tiempo persistiendo en la retórica vacía de que el Partido Comunista de China (PCCh) es autocrático y autoritario. Sin embargo, se encuentran atrapados en un dilema creado por ellos mismos: ¿Por qué el sistema "antidemocrático" de China, en lugar de alimentar movimientos antigubernamentales como la revolución de color, cuenta con un amplio apoyo de los 1.400 millones de habitantes de la nación? ¿Cómo ha podido este sistema lograr triunfos sociales y económicos tan extraordinarios frente a acontecimientos internacionales devastadores, como las crisis financieras internacionales y la pandemia de COVID-19?
La República Popular China se ha mantenido fiel a su nombre oficial, practicando una democracia popular, y no un gobierno autocrático y autoritario. China sigue el principio del centralismo democrático, combinando la democracia y el control central de una manera que ha sido eficaz para alcanzar los objetivos nacionales.
La historia ha demostrado que la democracia sin centralización puede conducir a la radicalización del sistema o incluso al anarquismo. El centralismo democrático de China refleja plenamente los intereses y expectativas del pueblo chino, y garantiza que las decisiones nacionales se apliquen con rigor y eficacia. Tal y como ha manifestado el presidente chino Xi Jinping en varias ocasiones, "ésta es la mayor ventaja institucional de nuestro partido".
La democracia de "proceso completo" en funcionamiento
Así es como funciona. Los líderes del Partido y de las instituciones nacionales a todos los niveles son elegidos mediante elecciones competitivas por los representantes del Congreso Nacional del Partido o los diputados de la Asamblea Popular Nacional (APN), el máximo órgano legislativo del país.
El centralismo democrático en China no solo consiste en un sistema electoral y representativo, sino también en un proceso de toma de decisiones sustentado en la consulta a los representantes de masas. Al convocar la sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) cada año, se debe consultar a los ocho partidos democráticos y a la Federación Nacional de Industria y Comercio de China antes de tomar decisiones importantes.